En Moche la luna se
presenta tranquila, dueña de todo. La campiña, sólo se muestra para recibir el
resplandor de una luz que te ilumina, sin fuerza pero que te hace creer que te
envuelve con ganas.
En Moche están las Huacas
del Sol y de la Luna, separadas por una inmensa planicie seca, polvo de tierra
que cubre otras edificaciones del antiguo Perú. El Sol es enorme, antes fue
mucho más grande, pero los saqueadores de tumbas prehispánicas del pasado no
respetaron el templo.
La luna está arriba,
majestuosa, pero los huaqueros creen que los ancestros están lejanos, entre
ellos cuchichean, no están seguros de lo que perciben, no quieren entrar a
Moche, tampoco desean caminar en la planicie seca.
En esa época se
realizaban en Moche, trabajos arqueológicos a cargo de investigadores norteamericanos,
los habíamos encontrado varias veces en Trujillo, era un grupo de profesores
universitarios, pero tratamos a dos, uno caminaba con sus alumnos y el otro con
su esposa y su hija, ellos tres agradables e inteligentes.
En conjunto, los
gringos se hicieron nuestros amigos, no tenían que usar el castellano para
nada, íbamos a la playa los fines de semana, el problema era con las chicas,
porque existían las aproximaciones naturales, o por lo menos crearon ilusiones,
acababa la temporada nuestra de visita a Trujillo y cuando regresábamos ya no
estaban.
Los momentos de otro
tiempo, no tienen que ser muy distantes, para que rostros, nombres y
situaciones de vida, desaparezcan de los recuerdos, quedan momentos muy
agradables, preciosos, a la mitad de este camino de vida, entre esa época y
ahora, estaba conversando con mi amigo de mi mismo nombre y de princpio no
recordaba nada, tantas veces había estado en Trujillo.
La luna en Moche,
carece de mayor significación, ya no existen adoradores, cíclicamente está
allí, queda en la imaginación tratar de sentir los sueños de los ancestros, sus
deseos, sus creencias de recibir su luz y eso era lo que me movía a tener
conciencia de su presencia, ahora cualquiera me podía tener por tonto, pero era
la época en era natural tratar de entrar en comunión con con los astros y la
naturaleza. Solamente necesitaba de mi mente y de que esta trabajara, otros
requerían de brebajes o de fumar marihuana y tomar licor, no era mi caso, no me
gustaba sentarme en el suelo rodeado de gente, tratando de meditar. Prefería otorgar
mi esfuerzo a correr y correr sin cansancio, con la plena conciencia de que en
cualquier momento, podía levantar la cara y los ancestros, me miraban
complacidos.
En esta conversación,
que es la base del recuerdo de la luna en Moche, mi amigo me dijo que recordaba
que alguna vez se fue siguiendo a una gringa de ojos preciosos a la universidad
en la que estudiaba y allí acabó todo, no era la flaca alta de pelo marrón,
tampoco la chatita de pelo rubio, Y cuando le mostré, una lista de nombres de
estudiantes norteamericanos con los nombres de sus tesis sobre los mochicas,
explicándole que más de un par de esos trabajos los estaba estudiando y que
incluso había hecho una exposición en clase, me dijo no lo atormentara, que
algo recordaba de la continuación de los mochica con los chimú como una única
dinastía real, y que no le gustaba para nada que a nadie le pasaba lo que a mi
pasaba y no quería que por extensión le sucediera a él.
Repetía como si estuviera aburrido, como si fuera
una maldición que le alcanzaba. En su insistencia, remarcaba, que después de un
montón de años, la gente ya no nos dice nada, ya ni sabe quienes somos, y que
probablemente si se enteraran de que estaba hablando de ellos, me dirían
que mi nombre, ni mi rostro les dice nada. No existe razón decía él para que
estuviera recogiendo testimonio de quienes los conocieron. Sostuvo que debía
bastarme que era verdad, que él recordaba, lo que a él le daba la gana, no teniendo
recuerdos afectivos por nadie.
Estaba posiblemente en lo absolutamente cierto,
mucho más ahora, tanto tiempo después, que en el momento propio de nuestra
conversación, a la que tal vez es también aplicable, sus conceptos. Insistía
que primero saludan, les contestas y para demostrar que no les interesas te
dirán que: "tú cara les es conocida, pero que no te recuerdan bien y te
harán creer que no saben quien eres, preguntarán por tu nombre, responderán que
no les dice nada, haciéndote sentir que ni les importa. No quería saber nada de
Trujillo, y mucho menos de Moche y de su luna.
Continuará...
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